Texto extraído del libro MEMORIAS DEL HUILA por Bilivar Sanchez Valencia. Edición de 1990.
Cuando los escribanos se detuvieron a dejar constancia de los aborígenes, dicen que las mujeres de esta zona ya usaban vestidos ligeros, faldas que las hacían de cuero de animales de monte y de fibras de palmas u hojas especiales; los varones vivían desnudos, para no enredarse en la selva y poder atrapar a sus víctimas o escapar del peligro.
Las mocetonas se ponían ligaduras en los brazos y las piernas como señal de soltería. Hombres y mujeres usaban joraicas en la cabeza hechas con pieles de animales, otros que los mortificaban demasiado los moscos, para ahuyentarlos se valían del colorante del achote para pintarse el cuerpo, la cara y cubriendo hasta las pantorrillas, sobre las cuales se pegaban lana de balso, quedando como espantapájaros.
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